Uno de los secretos de su éxito es la variedad y, una tendencia actual, es sumar pequeños platos y tapas que invitan a degustar y compartir múltiples sabores, texturas y aromas. 

Una mesa donde las personas se sientan a gusto, donde se desaten largas y amenas charlas mientras se recorren variados y ricos sabores, acompañados por un buen vino: así sería una picada ideal. Para empezar, lo típico es armar una buena tabla de quesos y una de fiambres (vegetarianos y veganos, abstenerse). Después, se puede enriquece el menú con infinidad de variantes: bruchettas, aceitunas, mariscos, pinchos, paneras, dips y cazuelitas.
¿Cómo armar una buena tabla de quesos? Combinar quesos duros, semiduros y blandos, calculando unos 50 gramos por persona. Los dos primeros se cortan en triángulos o pequeños cubos; y los blandos, en triángulos medianos (siempre cuidando su temperatura, para que no se derritan). Algunos ejemplos: reggianito y sardo; queso de cabra especiado y ahumados; y camembert, brie y queso azul.

¿Los fiambres?
 También, calcular 50 gramos por persona en total. Tanto los jamones, embutidos y bondiolas se deben cortar en finas fetas para lograr apreciar su sabor. Para servirlos en la mesa, es conveniente enrollarlos. Por ejemplo: una combinación muy buena es: embutidos, bondiolas ahumadas, jamones (como el crudo de Parma, el serrano, el de ciervo, etc.) acompañada con quesos, olivas rellenas, escabeches y chutney.

¿Cómo incluir los dips? Los dips se utilizan al principio de la picada para romper el hielo en las reuniones, son buenos acompañamientos alternativos pero… ¡No hay que abusar de ellos! Quitan el apetito. Recomienda hasta 3 variedades. Pueden ser pates, quesos cremas saborizados, gazpachos, humus, chutney, por ejemplo.

¿Por qué incluir frutos secos? Van muy bien con los fiambres y son excelentes compañeros de los quesos. Nueces, almendras y pasas, las mejores opciones. Otro infaltable es la panera, aunque cómo armarla depende mucho de los gustos personales. Algunas sugerencias: grisines, tablitas, panes saborizados (de mostaza, cebolla, espinacas, remolachas…) y también chipas. La recomendación es calcular unos 150 gramos por persona.

¿Cómo sorprender a nuestros invitados? Con platos pequeños con toques gourmet que sumen variedad de sabores. Hay numerosas alternativas como mariscos, combinados de sushi, croquetas, bruchettas de bondiola a las tres mostazas, carpacchios, tacos de res. Los pinchos de langostinos rebosados en cereal son un ejemplo: una vez pelados y limpios, pasar los langostinos por huevo batido con sal, luego por el cereal procesado y freír. Van muy bien con ali oli (la conocida salsa mediterránea a base de ajo) y con el clásico mexicano: guacamole, al que no le puede faltar cilantro ni ají jalapeño. Otra opción sencilla y sabrosa puede ser el Envuelto de salmón ahumado. Para prepararlo, primero hay que elaborat una ensaladita de rúcula, brotes y palta cueteada. Luego de condimentar con sal, aceite de oliva y gotas de limón, la envolvemos en fetas de salmón ahumado y las servimos sobre pan de focaccia. Se pueden acompañar con mayonesa casera y decorar con sésamo.

¿Con qué bebidas acompañar la picada? No limitarse a la clásica cerveza y al vino tinto. Una buena alternativa son los aperitivos, el vermut, los cocteles frutales, los jugos naturales y también a los vinos espumantes o dulces.

Por último, los costos… Estas propuestas son deliciosas pero también caras. Tres consejos para economizar: una es tomar una variedad de queso (por ejemplo el dambo) y dividirlo a la mitad. La primera, la dejamos para cortar en la picada. A la segunda parte, la cubeteamos y la marinamos con aceite de oliva y hierbas frescas como tomillo y romero, o con cáscara de lima con eneldo. Con un producto, hay dos opciones. Prepararlo un rato antes. Entre los embutidos, los más económicos son los salames, picados fino o grueso, y entre los jamones, el serrano y el prosciutto; también un matambrito de pollo relleno hecho de forma casera podría ser una buena opción. Por último, quietar los frutos secos que están carísimos y reemplazarlos por aceitunas verdes o negras, o por algún paté de ave o salmón casero, que son sencillos preparar y no tan costosos.